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Mensaje por Adam R. Hendrick Miér Dic 17, 2014 7:39 pm

Diciembre 17, 22:30PM
Habitación Nº106
Luxe Rodeo Drive Hotel

El móvil sonaba con su tono incesante, vibrando para que le notara aún más; ¿Yo? Me encontraba tumbado en la cama, mirando al techo y con las manos en la nuca. Meditando tranquilamente las cosas de la vida, mi fama como Idol, estaba claro que nada ni nadie podía superarme en perfección, quien sabe cuántas fanáticas había ganado en cuestión de estos últimos dos años, ya había perdido la cuenta realmente. Cuándo al fin me decidí por atender —al menos varios segundos después de que empezó a sonar— una voz aguda y molesta me empezó a soltar alaridos por el otro lado del tubo. - ¿¡Porqué no has venido al ensayo!? Tienes un concierto la semana que viene en California, y tú ahí tocándote los huevos haciendo quién sabe qué cosa. - exclamaba mi representante, seguramente retándome o algo por el estilo, pero como ya había reconocido su voz al instante de haber atendido —por pereza de no mirar el contacto que me llamaba— directamente le ignoré por completo, levantándome de la cama y dejándole gritar solo hasta que desahogara su ira andropáusica a través de una comunicación por móvil celular.

Me comencé a vestir, colocándome una camisa negra ajustada al cuerpo y un pantalón de jean azul oscuro sujeto por un cinto negro de hebilla plateada, y por último un par de zapatillas de modelo Converse de color negro. Me gustaba vestir elegante pero tampoco demasiado formal, a la moda y lo más atractivo posible, aunque ya de por sí me podía poner una hoja como adán en la entrepierna que seguro sería igual de hermoso que con ropa puesta. Una vez culminé de ponerme las prendas, me dirigí a la cama en donde había dejado el móvil, tomándolo con mi diestra y escuchando claramente y sin la necesidad de altavoz, que mi representante seguía gritando como si yo lo escuchara o algo así. Solté una irrisoria carcajada entretenida antes de dirigirle la palabra, la verdad que no tenía ganas de aguantarme mucho sus sermones así que preferí ser lo más conciso posible.

- Oye, Marcus... deja de tocarme los huevos, ¿quieres? Por favor, sabes claramente que los ensayos para mi son cosas de niños... Ya no estoy en la escuela, a estas alturas mi perfección ya está lo suficientemente pulida como para no necesitar prácticas. - le decía en un tono más que confiado. Antes de cortar, Marcus —mi representante— me echó otro de sus clásicos alaridos que si lo tuviera en altavoz a estas alturas medio barrio se habría enterado ya de lo que hablábamos.
- ¡Eres un irresponsable! ¿Qué dirán los de la Compañía? Gastaron mucho en ti como para que ahora seas un malagradecido que no va siquiera a los ensayos de lo que debe bailar. ¡Ven aquí ahora mismo antes qu-...! - *click* sonó el móvil, anunciando que la llamada se había terminado de golpe, obviamente porque yo le corté la comunicación. Solté un resoplido por mi nariz y luego renegué con la cabeza. - Que tipo pesado... no me haría nada mal un trago ahora que lo pienso. - murmuraba hablando conmigo mismo, planteándome claramente a donde ir. Abrí el pequeño mapa en mi Sony Xperia Z3 y como si fuese al azar sobre la zona de Hollywood Boulevard, toqué una localización con los ojos cerrados. Una vez los abrí, sonreí complacido, era mi lugar preferido cuando no tenía nada que hacer, vaya coincidencia...
- Hard Rock Café... here I come.~ - dije con confianza, perfumándome con One Million de Paco Rabanne, antes de tomar un remisse de lujo, con destino a dicho lugar anteriormente mencionado.

Diciembre 17, 23:02PM
Hollywood Boulevard
Hard Rock Café

Una vez llegué al local, ya se escuchaba a la gente aclamar mi presencia, era como una especie de celebridad reconocida casi que mundialmente se podía decir. Aquello era algo que no me sorprendía en absoluto, la perfección no viene sola a decir verdad, todas aquellas ventajas eran claramente parte de mi a estas alturas, se me había hecho costumbre que muchas mujeres se desmayaran a mi lado con tan solo estar cerca de mi y sentir la fragancia de mi perfume. Con dedicarles una 'afable' y seductora sonrisa se derretían como si fuesen mantequilla sobre capó de automóvil en medio de un día de verano en Miami Beach; Acomodando mi ropa, ya empezaban a aturdirme los gritos de las chicas emocionadas por verme, algunas inclusive levantaban sus prendas y me mostraban sus pechos... algo que me daba cierto regocijo pero por gracia más que nada. Les lanzaba besos soplados acompañados de un leve guiño y ellas simplemente no podían parar de empaparse las bragas. Válgame dios, la juventud de hoy en día estamos todos locos. - ¡Adam, hazme un hijo! - gritaban algunas. - ¡Te doy duro contra el muro y lento contra el pavimento! - exclamaban las más guarras. Era una ménage de mujeres que querían abalanzarse sobre mi.

Alcé mis brazos en el aire en gesto de querer calmar a las masas aglomeradas de chicas con las hormonas revolucionadas, y hablé en voz alta. - Chicas, chicas... por favor, una a la vez o no las entiendo. Pero lamento informarles que no hay Adam para todas, son poca cosa para mi. - les terminaba diciendo. ¿Y cual creerán que habrá sido la reacción de estas? ¿Ofenderse porque les traté de plebe básicamente? ¡No! Se volvieron aún más locas, como si fuesen unas jodidas masoquistas que disfrutan plenamente de ser insultadas. Giré los ojos en blanco como diciendo "Tontas" y luego proseguí caminando al interior del local, ya escuchándose la música sonar de fondo, tentándome a mover la cabeza al ritmo de la canción, "Hard Rock Café", bien entonado el nombre la verdad, "kuddos" a quien se le haya ocurrido fundar la franquicia; Me dirigí directo a la barra, ignorando cuanto lame-botas se me acercara, algún que otro autógrafo tuve que firmar pero nada más importante que eso. Me senté en una banca y pedí un Martini Bianco con un poco de limón, y hielo. Y así me quedé esperando en silencio, apoyando mi espalda contra el borde de la barra de mármol, recostando mis brazos a mis lados contra la misma, mirando todo el panorama, a ver si veía a alguien... o algo, que llamara mi atención lo suficiente como para no aburrirme en menos de medio minuto.

Never Surrender - Combichrist


Última edición por Adam R. Hendrick el Vie Dic 19, 2014 9:17 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Danielle Houston Miér Dic 17, 2014 9:02 pm

Despertó. Eran aproximadamente las nueve y algo de la noche, lo calculó al mirar su cortina que se veía totalmente opaca y su habitación estaba completamente oscura. ¿Acaso había dormido todo el día? Sus ojos estaban hinchados y tenía su maquillaje esparcido por todo el rostro. Su largo y siempre peinado cabello estaba hecho un verdadero desastre, enmarañado y sucio. Parecía un zombie, y aquello realmente le causaba terror y hasta un cierto grado de asco. Una modelo, no, la mejor modelo y actriz del universo debía lucir perfecta incluso durante sus horas de sueño, aunque no se puede pedir demasiado luego de volver de una fiesta a las diez de la mañana, con varios gramos de alcohol en el cuerpo y vaya a saber uno qué otra cosa había consumido.
Con ambos puños restregó sus ojos, viendo como sus manos se teñían también del color negro que estaba esparcido en sus mejillas. - Soy un asco... - Murmuró al aire, puesto que absolutamente nadie la escucharía y bien lo sabía la pelirroja. Suspiró y se sentó al borde de la cama, calzando sus pantuflas en forma de cachorrito adorable, para luego mirar su reloj y confirmar la hora: Eran las 9:30 p.m y su estómago pedía a gritos aunque fuera un mísero trocito de pan, ya que no había comido absolutamente nada del día anterior. Se dirigió a la cocina y revisó el refrigerador buscando algo que cocinar, y para su pésima suerte no había nada. Tuvo que conformarse con agua. Con esa mala y desabrida agua de la llave, la odiaba, pero era lo único que podía echarse a la boca en un momento de desesperación. Respiró hondo colocando el vaso frente a sus labios, mirando el mismo con el ceño fruncido como si se tratara de un desafío, entonces lo bebió rápidamente con sus ojos cerrados, tal como si fuese una niña pequeña bebiendo un jarabe amargo, teniendo también la misma reacción de asco que cuando se termina de beber aquel jarabe.

Volvió a paso lento hacia su habitación, pensando en qué haría ahora, ya que luego de haber dormido todo el día no podría hacerlo en la noche. Nunca le agradó dormir de día cuando esto no era necesario, claro, ahora no podría haber esperado que llegase la noche para dormir cuando el sueño prácticamente la tenía semi-inconsciente en la mañana. Sí, había sido un sacrificio necesario, pues ahora no tendría más remedio que salir de noche...Como si le molestara tanto hacerlo.
Abrió su armario con excesiva pereza y revisó ágil y rápidamente con su mirada el interior de éste. Poseía un centenar de vestidos, camisetas, faldas y zapatos, mas no le apetecía usar ninguno en ese momento. - No tengo qué ponerme. - Murmuró bajo. Típico de una mujer, sobretodo de las mimadas como Danielle, que cada vez que quería algo lo obtenía al instante, pero ahora no había nadie que le diera todo. Tenía que comprarlo ella. - ...No. Qué pereza. - Se contestó a si misma mientras seguía el hilo de sus pensamientos. De haberle visto alguien hablar sola, seguramente la habrían tachado de loca, aunque como ella piensa, "las mejores personas lo están" excepto los masoquistas, psicópatas y asesinos. Ellos son locos de los malos, igual que los acosadores, aunque con el tiempo se ha acostumbrado a los últimos. Una actriz/modelo perfecta los necesita para ser más famosa aún, si es que aquello era posible.
Luego de tanto dilema, decidió vestirse de la forma desordenada que tanto le gustaba: Una camisa caída de un hombro, color negro con un estampado blanco al centro, la cual no alcanzaba a taparle el ombligo. Unos pantalones cortos de mezclilla, color azul claro, y unas medias negras transparentes para acompañar. Ahora seguían los pies, ¿qué usaría? Obviamente no podía usar tacones ya que eso le quitaría el toque de genialidad que su ropa llevaba. Decidió usar zapatillas Vans color negro, ya que otro no le combinaba para nada.
Dejó su cabello suelto hacia un lado por sobre su hombro, mas tuvo otro dilema para decidir de qué lado dejarlo. Decidió dejarlo para el lado en el que se concentraba su flequillo. Luego de estar lista, se arregló su bello rostro, quitándose el maquillaje desparramado para colocar ahora uno nuevo y bien puesto. - Preciosa~ - Se dijo a sí misma frente al espejo, guiñando un ojo para luego salir. No, espera, ¿a dónde se supone que iba? Eran aproximadamente las once de la noche. Se encogió de hombros y recordó el lugar que solía visitar cuando estaba aburrida. "Hard Rock Cafe"

Una vez llegó, observó un enorme alboroto que se armaba en la entrada. Eran un montón de chicas gritando quién sabe por quién. Estaban todas embobadas mirando por una ventana. ¿A quién miraban? ¿Quién era el miserable que recibía más atención que ella? - Apártense, ridículas. - Ordenó con esa simpatía que le irradiaba a montones. Las muchachas se corrieron tras varios murmuros, y cuando la puerta estuvo despejada entró de la forma más estrepitosa posible, quedando parada en la misma de brazos cruzados. - Y bien... ¿Quién armó el alboroto de las tontas de afuera? - Preguntó con tono autoritario. Realmente odiaba ser desagradable, pero odiaba los tumultos. Más aún cuando no eran fans de ella. ¿Cómo se atrevía alguien a robarle la atención?
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Mensaje por Adam R. Hendrick Jue Dic 18, 2014 10:10 am

Como si fuera poco, una "soberana" presencia apareció en el lugar. Realmente no le conocía en absoluto pero se le notaba ofendida por algo. Cuando escuché su pregunta no hice más que soltar una sonora y entretenida carcajada ya que no me podía creer que ella estuviese preguntando eso —ya que era algo demasiado obvio, ¿quien más perfecto que yo en aquel local como para causa tal conmoción?—. Me la quedé mirando por unos segundos... *click* Hizo mi mente, dándome una idea de inmediato, estaba seguro que la jovenzuela aquella no tenía ni la más mínima idea de quien era yo, aunque no me sorprendía en absoluto... la plebe poca vez tiene la oportunidad de conocer a la realeza en vivo y en directo como ahora lo haría ella conmigo; Me separé de la barra, terminándome de un solo buche aquel vaso de Martini Bianco, e inmediatamente me levanté de la banca en la que estaba sentado, caminando a paso taciturno hacia la fémina de cabellos rojizos que había hecho un obvio acto de presencia en el Hard Rock Café. Una vez cercano a ella, parándome frente a esta y notándose la obvia diferencia de alturas entre ambos. Aclaré mi garganta imponiendo presencia al alzar un poco el mentón como si estuviese subestimándola y empecé a hablarle, en un tono claro y conciso.

- Yo fui el que alborotó las hormonas de las chicas que están allí afuera... ¿Tienes algún problema con mi grandeza, cielo? - cuestionaba yo, mirándola fijo a los ojos aún cruzado de brazos. Siempre con una confianzuda sonrisa dibujada en mi rostro demostrando mis aires de superioridad y mi ego que volaba por encima de las nubes o aún peor, ya andaba por las estrellas, otra galaxia, otro universo o quien sabe cuánto más; Se le notaba tozuda, bastante caprichosa a simple vista y a juzgar por sus vestimentas, tampoco se preocupa mucho por lo que fuesen a opinar de ella... ¿Pero qué hago yo psicoanalizando a una joven mujer como aquella, como si fuese una especie de psicólogo? Por favor, ni que tuviera interés en ese tipo de cosas. Solté un pequeño resoplido por la nariz a modo de risa y luego de eso tan solo moví la cabeza en ademán de querer saber qué precisaba la plebe, a fin de cuentas mucho alboroto también creó ella nada más entrar, pero no entendía el por qué de haber preguntado eso, ¿no es injusto?; - Ya que pareces tan interesada de conocerme, me presentaré... digamos que es lo mínimo que puedo hacer por alguien que envidia mi popularidad. - hice una ligera pausa antes de proseguir hablando, siempre en esa postura de egocéntrico narcisista. - Me llamo Adam Reinhard Hendrick... me conocen como "R31N", aunque posiblemente tú ni sepas quien soy yo, como yo no tengo idea de quién eres tú. - agregaba a la rauda conversación, dedicándole una irónica pero confianzuda sonrisa en lo que me alejaba de ella, sin darle la espalda ni un solo momento por las dudas que fuese una de esas esquizofrénicas que buscan a algún famoso para asesinarle de un cuchillazo a la espalda.

- Ahora que me he presentado, ¿no te dignarás a hacerlo tú? Digo, por simple cordialidad, yo te he respondido a tu pregunta e inclusive te he dado el placer de que sepas mi nombre completo... Creo que deberías tomarlo como un honor, un regalo de mi parte para ti. - comentaba guiñándole un ojo de forma pícara, aunque más bien era algo seductor, como si fuese sumamente medido, encontrando a qué momento era adecuado hacer aquello y cuándo no. Pero quien sabe, en una de esas la chica se me abalanzaría encima para matarme, o amarme profundamente hasta que la muerte nos separe... Oh, cruel futuro que no te dejas ver ni aunque lo pidamos a gritos; Sin importarme mucho si la chica quería seguirme presentándose o no, sobre el escenario del lugar se asomaba un anunciador, el cual ya había intentado "besarme el culo" antes, y parecía que no iba a darse por vencido así como si nada, no sin dar batalla antes. - ¡Señoras y señores del Hard Rock Café! ¿Cómo están esta noche? - cuestionaba él a toda la gente presente en el local. Algunos respondían, todos solo volteaban a verle, y yo por ejemplo siquiera me preocupé en mirarle. - Si aún no se han dado cuenta, tenemos al fantástico R31N entre nosotros esta noche, ¡démosle un fuerte aplauso por favor! - pidió él. Muchos aplaudieron, y las chicas que veían desde la puerta para poder entrar a verme, gritaban de suma emoción, llorando y arañándose entre ellas para poder tener primera fila. Sabía lo que vendría a continuación de tal presentación, ya se me hacía costumbre en ese tipo de lugares a fin de cuentas. Me levanté y alzando un poco las manos para que se dieran cuenta de que "agradecía" sus saludos y ovaciones, me dirigí hacia el escenario, subiendo a este y quitándole inmediatamente el micrófono a aquel presentador, anunciador de pacotilla.

- Buenas noches, estimados contertulios... ¿La están pasando bien, verdad? Bueno, ahora más que confirmado porque estoy yo en el escenario. - guiñaba un ojo mientras decía aquello con suma parsimonia y confianza, estaba más que claro que mi ego superaba los niveles imaginables para una persona común y corriente, pero eso era lo que más les llamaba la atención a todos, mi excesiva confianza, narcisismo y ego insuperables. - Ya que son tan amables hoy y queremos pasarla bien, les deleitaré con... un pequeño regalo, para todas aquellas que disfrutan de verme. - dije dejando lanzándole gentilmente el micrófono al anunciador que ya había bajado, mirando al sonidista de reojo y haciendo señas para que supiera cual canción quería que empezase a sonar. Me di vuelta dándole la espalda a los espectadores —incluyendo a la pelirroja de antes—, mientras la canción empezaba a sonar: "BOY IN LUV" de Bangtan Boys; comenzando velozmente a hacer la coreografía con envidiable exactitud, cada movimiento y paso era bien marcado y para nada "perezoso", parecía todo un profesional... Oh, esperen... ¡Ya lo soy!~ La canción duró lo suyo, y cuando terminé de bailar obviamente quedé algo agitado, pero no tanto como para que se notara. Las chicas ya afuera estaban un poco más mojando las bragas de tanto que les había gustado. La gente por más que no estuviese acostumbrada a ese tipo de música en lugares como el Hard Rock Café, claramente les había gustado. Yo luego de sonreír de medio labio, alcé una mano a modo de saludo y bajé del escenario, lanzándole un beso soplado a la pelirroja que antes me había hablado pasando cerca de ella, dirigiéndome nuevamente a la barra.
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Mensaje por Danielle Houston Vie Dic 19, 2014 9:08 pm

Buscó con su penetrante mirada entre los presentes mientras la gran parte de los chicos del lugar la miraban estupefactos, además, su expresión de molestia había sido suficiente para dejar callados a muchas de las personas que allí hablaban. Nadie habló excepto el dueño de la molesta carcajada que surgió de la nada, que además se le acercaba descaradamente...¿Enserio se atrevía a acercarse así de la nada? Alzó levemente su mirada, pues sus zapatillas no le ayudaban en nada con su altura, si ya de por sí era bajita...Además él era alto, eso era otra cosa que le molestaba ya que aminoraba su autoritaria presencia. Se cruzó de brazos mirándole con el ceño fruncido a los ojos. - A mí no me hables en ese tono, escoria. - Suspiró, negando levemente con su cabeza cambiando su expresión de molestia por una de lástima mientras llevaba su mirada al piso. - Pobre muchacho. - Pensaba. - Si no tiene idea frente a quién está parado... - Estaba tan sumergida en sus pensamientos que apenas y escuchó las palabras que el pelinegro le dirigía, sintió a alguien hablar, sí, pero no le prestó demasiada atención. Solo la suficiente. La verdad es que nunca había escuchado de él y tampoco le interesaba conocer a chicos mimados y egocéntricos...Al menos si lo eran más que ella. Nadie podía superarla en nada, aunque hasta el momento nadie lo hacía.
Volvió a fruncir el ceño, esta vez inflando sus mofletes involuntariamente como una niña pequeña, aunque básicamente eso es lo que era por más que lo ocultase. ¿Un regalo? ... ¿¡UN REGALO?!. Dios, qué insolencia es esa. Tomó aire para hablar, meditando las grandes palabras que saldrían de su boca en ese instante. Debían irradiar grandeza, autoridad, orgullo... - Danielle Katrina Houston. - Mencionó acomodando su cabello con una sonrisa ladina, orgullosa y engreída. - Más conocida como "Aprodithe" ... Y la mejor modelo y actriz de todos los tiempos. - Bien sabía que no sería tan famosa como un cantante, pero al menos era la mejor en su campo laboral y estaba orgullosa de ello. Otra cosa, debía mejorar su presentación. Lo sabía, pero no esperaba ganar un 'nuevo fan' a estas alturas donde su carrera estaba al tope de la fama, aunque como dicen, "mejor tarde que nunca". Lo extraño es que él no supiera de ella, si salía en la mayor parte de anuncios y revistas, además de comerciales y una que otra película. - Tal vez no reconoce la grandeza ante sus ojos - Fue lo más lógico que le vino a la mente, después de todo era la primera vez luego de toda su carrera que quedaba como una desconocida. Tal vez sería lo mismo para él, pero eso era lo que menos le importaba.

Iba a decir algo más cuando el odioso e irrespetuoso anunciador la interrumpió para presentar al engreído con el que hablaba. – Genial, primero me interrumpe y ahora me quita la opción de seguir infundiendo mi grandeza… Menudo idiota. – Sus mente simplemente no podía mantenerse en silencio, Danielle no era de esas chicas que se callaban tanto su boca como sus pensamientos ante el enfado o la molestia. No. La pelirroja solía callar su boca mientras en su mente no paraba de insultar o responderle al contrario que causara aquella incómoda sensación de disgusto. Pero ahora, ¿Qué haría? ¿Armar un alboroto por eso? Definitivamente no, porque de hacerlo ella quedaría plasmada para siempre como una de sus fans, y era exactamente aquello lo que quería evitar. Ella no es fan de nadie, el resto lo son de ella. Así es la humilde forma de pensar de la pelirroja.
Aburrida, se sentó en la barra pidiendo una simple cerveza, dispuesta a escuchar cantar al chico, a ver si en una de esas ‘comprobaba’ el porqué de tanto fanatismo y se decidía a aceptarlo. Teniendo claro que aceptarlo no es lo mismo que seguirlo. Suspiró al mismo tiempo en que se sorprendía por la rapidez del servicio. Se alborotaban demasiado por la presencia de un simple cantante.
Mientras él se alistaba para cantar, ella se dedicaba a posar para varias cámaras que la ‘psicopateaban’ desde quién sabe dónde. Hizo diversas poses, lanzando besos, sonriendo, guiñando un ojo, entre muchas otras. Firmó autógrafos, se sacó fotos con sus fans de pasada, obviamente aquello no le molestaba en nada, al contrario. Estaba embobada en lo suyo cuando escuchó la canción. Maldita sea, cuánto amaba ella esa canción. ¿No podía simplemente haber escogido otra? … Intentó disimular todo mirando en otras direcciones, mas no podía evitar tararear algunas partes o incluso cantar ciertas frases que la canción decía. – Cuanto lo odio… – Pensaba, frunciendo el ceño para beber más de su cerveza.

En eso de que terminó la canción, observó el beso que le había lanzado. Confundida, sin estar segura si era para ella o no, miró fugazmente para corroborar que no había ninguna otra chica, entonces correspondió guiñando un ojo. No se quedaría atrás si de ego se trataba, además aprovecharía ahora la oportunidad de que él se había sentado cerca de ella, mas ella fue quien se le acercó finalmente para dirigirle la palabra. – No lo haces nada mal para ser un niño mimado… – Mencionó con una sonrisa de cierto modo amistosa. Aquello no duraría mucho. – Aunque lamentablemente posees el talento más común de todos, querido. – Dicho esto se encogió levemente de hombros, convirtiéndose su sonrisa en una irónica y triunfante.  – Descuida, pronto tal vez comiences a aceptarlo~ – Tomó de un trago lo que quedaba de su cerveza, sin importarle demasiado la reacción de él ante sus palabras. En el fondo, aquello la tenía sin cuidado.
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Mensaje por Adam R. Hendrick Sáb Dic 20, 2014 5:19 pm

No me di tiempo ni a responderle cuando ella se presentó, a fin de cuentas el anunciador me había tocado los huevos con querer que bailara un poco y cantase. Suspiré pesadamente una vez volví a la barra, escuchando las palabras de la chica y soltando una irrisoria carcajada, que tal vez algunas personas que estaban cerca nuestro pudieron escuchar claramente. Luego de eso renegué un poco con la cabeza, mirando de reojo a la pelirroja. A fin de cuentas no era normal encontrarme con alguien que tuviese tanto ego como yo, y aunque no me llegara a las rodillas siquiera, al menos estaba acercándose a ese estándar de Adonis que básicamente a mi tanto me gustaba, ¿me atraía ella? En absoluto, más allá de su despampanante y jovial físico, obviamente. Justificado única y exclusivamente por su profesión. - ¿Modelo y Actriz, eh? ... No debes ser muy buena, nunca vi una película tuya siquiera. - le respondía mordaz y cortante, mientras alzaba una mano y pedía otro vaso de Martini con hielo y una fina y pequeña rodaja de limón dentro, exprimido levemente para que soltara su jugo.

Aclaré mi garganta nuevamente luego de echarle un trago a mi pedido, y acto seguido proseguí hablándole a la fémina a mi lado, que era ni más ni menos que Danielle, obvio. - Me da gracia que digas que poseo el talento más común, cuando bailar no es para todos, cielo... ni cantar. Te aseguro que no podrías seguirme el ritmo ni un minuto en una de las tantas coreografías grupales que podría organizar contigo. - le comentaba sonriendo irónico y burlón, bastante socarrón a decir verdad ya que era más que evidente que a ella le molestaba mi ego, mi narcisismo... Pero a mi también me molestaba el suyo, más allá de lo que pudiese demostrar a primera vista con risas y despreocupaciones, en el fondo... muy allá en un recóndito lugar de mi subconsciente, me molestaba. ¿Lo demostraría? Claro que no, a fin de cuentas para hacerme enojar a mi hay que hincar uñas y dientes, hurgar en la yaga muchas veces antes de siquiera hacerme fruncir el ceño con las suficientes razones.

- Además... te sorprendería saber que tengo más habilidades que solamente cantar y bailar... pero vamos, eres una pequeña creída, que debe superar a los demás para sentirse bien consigo misma. Podría decirte que soy alguien perfecto... que lo soy, pero decírtelo a ti... posiblemente sea destrozar tus ilusiones. - hice una pausa y solamente me le quedé sonriendo de forma irónica, con intenciones obviamente de ofenderla, a fin de cuentas la gente así con ese ego tan elevado que intentaba superarme o leerme la mente para saber lo que iba a decir a continuación realmente me colmaban la paciencia hasta el punto en que ... no demostraba estar enojado, pero sí que me pondría cortante con la otra persona si así lo ameritaba. - Perdón, por ser tan así contigo, ¿no? Tal vez tenías las ansias de conocerme, pero... a mi no me despiertas esa pasión por conocerte en absoluto, ya me dijiste mucho de ti nombrándome tus profesiones... ¿Acaso no te faltó Escort? - le decía guiñándole un ojo siempre con esa expresión socarrona e irónica, tratarle bien no lo haría realmente, estaba lentamente perdiendo los estribos. Era raro en mi faltarle el respeto a una hermosa señorita, mucho menos a una como la pelirroja, pero es que su actitud... Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Por más que me den un Lamborghini Gallardo, si el interior es un verdadero asco, el automóvil seguirá sin gustarme... Así de simple. - Mira, niña... me encantaría verdaderamente seguir hablando contigo, pero tengo asuntos... más importantes que atender, ¿sabes? No sé si me comprendes, dudo mucho que lo hagas alguna vez. - terminé diciéndole, poniendo mis labios como si le lanzara un silencioso beso, antes de levantarme de la banca en la que me encontraba al lado de la barra, con intenciones claras de retirarme de allí. Estaba más que claro que no tenía ganas de seguir hablando con ella, y posiblemente ella tampoco conmigo... a no ser que tuviera una pizca aunque fuese de orgullo, y tuviese las agallas suficientes como para venir a cantarme las cuarenta según ella veía adecuado. Sería seguramente más entretenido escucharle discutirme y querer dejarme en evidencia —por más que se ganara el indiscutible odio de mis alocadas fanáticas de hormonas revolucionadas—, que competir por nuestros egos más que inflados como bolsa de acciones; Me fui alejando de ella, dándole la espalda y sin mirar atrás, tal vez dirigiéndome a otro lado del local, o simplemente con intenciones ya de retirarme... quien sabe, dependía de ella ahora.
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Mensaje por Danielle Houston Mar Dic 23, 2014 3:04 pm

Obviamente esperaba un ‘oh, sí, sé quién eres, eres realmente buena’ o al menos ‘ah, te vi un par de veces en una revista/película’ pero ¿cómo era de eso de que no había apreciado su bello rostro jamás? – Vaya, vaya… Creí que al menos te dabas el lujo de ver televisión de calidad. – Frunció de manera casi imperceptible su ceño, ocultando de la mejor forma posible su evidente molestia y desconcierto. Normalmente no era tan egocéntrica como se mostraba ahora, pero este chico llamado Adam la sacaba totalmente de sus casillas y ella no sabía el por qué. – Claro que te seguiría, cariño. ¿Quién te crees que soy? – Alzó una ceja, queriendo parecer completamente segura de sus palabras cuando en sus adentros sabía perfectamente que en el baile era un cero a la izquierda. Al menos se manejaba un poco más en el canto, pero no podía esperar otra cosa ya que no era bailarina ni cantante, ¿verdad?

Suspiró bajo, con molestia mientras jugaba con sus dedos, como si estuviese pensando su respuesta para que esta terminara por hacer enfadar a quien le había robado la atención, ya que después de todo a eso se debía más que nada el enfado de la pelirroja y sus posteriores palabras y gestos. – La perfección no existe. – Aquellas palabras no parecieron salir de su boca. ¿Ella, con su carácter, diciendo eso? – Si dices que eres perfecto estás sacando a la luz tu mayor defecto, espero que tengas suficiente cerebro para entender mis palabras. – Por un momento se sintió triunfante, sabiendo que sus palabras recién dichas eran ciertas. Qué bien que no le había dado antes uno de esos arrebatos en los que se ponía a gritar que era la perfección misma, ya que de solo recordar uno que otro de esos episodios la vergüenza se haría presente en forma de sonrojo sobre sus mejillas. No, no. Ella no era perfecta…Ni Adam tampoco.

No tengo ansias de conocer a egocéntricos como tú. – Dijo, al borde de perder el control completamente. ¿Quién se creía que era al enfadarle de esa manera? A pesar de todo, no podía negar que se divertía al tener esta pequeña ‘discusión’ con él, ya que tal vez le sumaría puntos de fama si es que aquello era posible. Como siempre, se había distraído pensando en el infinito y más allá cuando escuchó sus palabras y luego le vio alejarse. ¿Enserio pensó que Danielle iba a quedarse de brazos cruzados? A ella nadie le cortaba una conversación jamás. - ¡No soy una niña! – Gritó, buscando en sus bolsillos una servilleta que se había guardado hace poco, cuando le habían entregado su cerveza. La arrugó con fuerza y se la lanzó aprovechando que no iba tan lejos, aunque para su mala suerte ésta solo le llegó al hombro y no a la cabeza que era su objetivo inicial. Bueno, al menos le había dado. Se puso de pie y corrió para posarse frente a él, cruzada de brazos y con el ceño fruncido, sumándole a ello sus mejillas rojas e infladas. - …No vuelvas a decir que soy una niña. – Murmuró, entrecerrando la mirada para verle hacia arriba. – Maldita altura. – Pensó, sin apartar la vista de los ojos del contrario.

¿Qué era exactamente lo que pasaba por su cabeza al hacer esto? ¿Qué esperaba conseguir? Si la respuesta de la pelirroja era ‘atención’  pues esa ya la tenía. Además, si no quería ser tratada como una niña ¿por qué reaccionó así?. Suspiró resignada, pues ahora había pensado las cosas con claridad y sinceramente habría sido mejor dejarlo como estaba, mas si se retractaba ahora sería peor. Simplemente se quedó allí, esperando como mínimo una disculpa.
Danielle Houston
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